miércoles, 14 de mayo de 2014

Hojas

Las hojas tienen líneas de vientre, de útero. Algunas veces se cansan de estas formas y entonces extienden sus dedos y sacan las uñas, como las que pueblan los robles o los arces, o se afinan como espadas filosas para pelearle al frío y resistir tal como lo hicieron los pueblos originarios de la Patagonia. Buscan aferrarse a su padre con todas sus fuerzas, porque saben que habrá un tiempo en que deben partir y dejarlo. Será cuando Perséfone deba regresar con Hades al mundo infernal. Ellas acompañarán a Démeter en su dolor de madre que pierde a una hija. La conocen desde siempre y saben percibir su tristeza. El verde de sus cuerpos se irá despidiendo del azul y surgirán  miles de dorados posibles. Amarillentarán sus almas para comenzar una doble despedida. Se solidarizarán con esa madre y caerán, se arrojarán sobre ella para arroparla, creando un suave y cálido manto rubio. Ambas saben que habrá que esperar un tiempo que les parecerá eterno, pero que el ciclo volverá. Volverá la redondez del vientre.
El azul y el amarillo se enamorarán nuevamente y se unirán cuando Hades vuelva a dejar libre a Perséfone. Ella emprenderá el camino de regreso a la tierra. Las hojas comenzarán a nacer, a mecerse y a bailar para organizar con entusiasmo la fiesta del reencuentro: ellas con su padre y la primavera con la madre tierra. Y entonces ¡sí!, Irradiarán su verdor recién estrenado y brillarán con el verde más verde que jamás hayamos imaginado.

Adriana Bargallo

Abril 2014

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