Julia vivía con su hermano en el bosque, se habían quedado huérfanos , cuando ella
era apenas una niña, él 10 años mayor, se hizo cargo del mantenimiento de su pequeña hermana, trabajando como su padre lo había hecho, de leñador. Julia por su partecon nueve años apenas, colaboraba con el trabajo de la casa, aseando y preparando la comida, que se trataba de un hervido de carne y verduras para cuando su hermano llegara. Mayormente el regresaba a las 4 de la tarde y se iba muy temprano, con una pequeña vianda. Así transcurría su existencia, sin mayores modificaciones, salvo los domingos que iban a misa o a alguna kermese que se realizara en el pueblo.
Los demás días luego de asear la cabaña se iba hasta un árbol muy frondoso que se encontraba a pocos metros, donde le gustaba encaramarse. Se paraba en una horqueta trabando con sus piernas el tronco y se inclinaba abriendo los brazos, como si fuera a volar. Esta era una costumbre que repetía con frecuencia y en algunas oportunidades Joaquín la había encontrado en esa posición, regañándola por lo peligrosa que era. “No te dás cuenta que si te caés no hay nadie que te socorra. Que estamos muy distantes de todo”. "Por favor Julia no quiero que lo vuelvas a hacer". "Prometelo, prometelo". "Que sí, te lo prometo", le contestaba ella.
Pero eso era muy distinto a lo que ella pensaba. Ella soñaba con ser un ave, que hermoso sería, los veía planear con sus alas abiertas y recorrer largas extensiones.
Que distinta sería su vida, ya no le molestaría la soledad. Vería toda la magnitud del bosque desde arriba y hasta quizás lo viera a su hermano cortando árboles para la maderera del pueblo. ¡Todo lo vería!
Un día como otros tantos subió a un árbol más alto que de costumbre y se quedó allí, acurrucada y ensimismada en sus pensamientos sin darse cuenta de la hora que se avecinaba con la llegada de su hermano. Se paró sobre un tronco y abrió los brazos. La voz de su hermano que la vió, llamándola con espanto la sacudió, pero era tarde.
Sus pies que se apretaban al tronco, se habían convertido en garras y sus brazos en alas, y sin pensarlo más se largó al vacío, transformada en un ave, que revoloteó sobre Joaquín rozándolo con sus alas y se perdió entre el follaje.
AMALIA
Muy lindo, recrea el universo de los cuentos infantiles
ResponderEliminarSoñar en que todo es posible, muy bueno.
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