sábado, 13 de junio de 2015

La sombra del fracaso


“Me siento como la sombra del fracaso” pensaba Carlos mientras revolvía la comida en su plato. Hacía varios años que la realidad le venía dando una paliza y él sentía que lo único que hacía era recibir los puntapiés y las trompadas desde un lugar pasivo y costumbrista. Se imaginaba tendido en el piso, mientras las patadas y las piñas lo arremetían con vehemencia. Al fin y al cabo, se las merecía.
Su esposa miraba la televisión y levantaba el tenedor sin perder de vista lo que acontecía del otro lado de la pantalla. No se miraban. El silencio, el desamor y el resentimiento habían ganado terreno en esa relación que llevaba muerta el mismo tiempo que llevaba la partida de Matías. Recordarlo lo sucumbía en un estado amargo y penoso. Lo recordaba constantemente; no solo porque era el calco de ella, sino porque sus cosas aun seguían allí. Después de tanto tiempo, aun se preguntaba qué extraño demonio lo había llevado a actuar como lo hizo aquella noche de Junio.
Todo había cambiado desde que supieron la verdad. Una verdad dura que Carlos Pérez de 47 años, policía y criado en una familia ultra católica no supo asimilar y lo llevo a cometer el peor error de su vida. Un error que no se perdona.
Fracasó como padre el día que echo a Matías de la casa al enterarse de su inclinación sexual. Al enterarse que Gastón, el muchachito que venía de visita seguido, era mucho más que un amigo. Al saber que ella lo sabía todo y no se lo había contado nunca. Si ella lo odiaba por arrojar a su hijo a la calle, él la odiaba a ella por haberle ocultado semejante cosa.
Si hubiese dicho la verdad en el momento indicado, si hubiese salido de sus labios dulces que todo lo hacían más bello y menos tortuoso, las cosas hubiesen sido diferentes. La culpaba por eso. La culpaba por haberlo dejado ser el monstruo al que siempre le temió, por no haberlo ayudado a ser un mejor padre, un mejor esposo. Ahora, Matías estaba muy lejos y no quería regresar y ella estaba ahí frente a él pero quería escapar.


                                                                                       ERICA VERA 

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